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Cuál es el papel de la economía del cuidado en la redistribución del trabajo doméstico y el reconocimiento del trabajo no remunerado en Colombia

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Cuál es el papel de la economía del cuidado en la redistribución del trabajo doméstico y el reconocimiento del trabajo no remunerado en Colombia

Imagina un país donde el trabajo doméstico y de cuidado no solo se reconoce, sino que es el pilar fundamental para su desarrollo económico. Este escenario, aún distante, podría ser clave para resolver algunas de las desigualdades más arraigadas en nuestra sociedad. Pero, ¿cómo podría lograrse tal transformación? En Colombia, al igual que en muchos otros países, el camino hacia este cambio implica una reevaluación profunda de la economía del cuidado.

La economía del cuidado refiere a todas aquellas actividades relacionadas con el mantenimiento y la atención de las personas en una sociedad. Esto incluye labores como la limpieza del hogar, la educación de los niños, el cuidado de personas enfermas o mayores, entre otras. Sin embargo, estas actividades a menudo son invisibilizadas por formar parte del trabajo no remunerado que, tradicionalmente, ha sido asumido por las mujeres.

En Colombia, un país con profundas raíces patriarcales, esta distribución desigual del trabajo de cuidado genera diversas problemáticas. A nivel práctico, significa que muchas mujeres tienen dobles y hasta triples jornadas laborales, combinando el trabajo remunerado con el doméstico y de cuidado. Esto conlleva a una menor participación de las mujeres en espacios de poder y decisión, perpetuando la desigualdad de género y limitando su desarrollo profesional y personal.

Para cambiar esta realidad, el papel de la economía del cuidado debe ser repensado y revalorizado. Algunas de las claves para lograrlo son la redistribución del trabajo doméstico y el reconocimiento del trabajo no remunerado. Esto no solo beneficia a las mujeres, sino que potencia el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad en su conjunto.

Entonces, ¿qué medidas concretas pueden tomarse? Aquí algunas de ellas:

  • Inclusión del trabajo no remunerado en el PIB: Reconocerlo como una contribución real y valiosa a la economía.
  • Políticas de corresponsabilidad familiar: Fomentar que tanto hombres como mujeres compartan las responsabilidades domésticas y de cuidado de manera equitativa.
  • Provisión estatal de servicios de cuidado: Crear centros de cuidado infantil y de personas dependientes que sean accesibles para todas las familias.

Además, es esencial un cambio cultural que valorice el trabajo de cuidado como lo que verdaderamente es: una labor fundamental para el sostenimiento de nuestras vidas y sociedades. Esto requiere campañas de sensibilización y una reforma educativa que inculque valores de igualdad desde la infancia.

Con tales iniciativas, podríamos ir desenmarañando la madeja de inequidad y abrir las puertas hacia una sociedad más justa y equitativa. La economía del cuidado, por lo tanto, no solo toca las puertas de la redistribución del trabajo doméstico, sino que abre un panel de discusión mucho mayor, donde todos los aspectos de la vida cotidiana pueden ser reimaginados.

Conclusión

El futuro de Colombia puede ser uno donde el trabajo de cuidado no sea una carga que recaiga inequitativamente sobre más de la mitad de la población. Al dar pasos hacia la revalorización y redistribución de estas labores, estamos en realidad pavimentando un camino hacia la igualdad y la justicia social. La economía del cuidado en Colombia tiene el potencial de transformar realidades y de ser el modelo a seguir para muchas otras naciones que enfrentan retos similares.

Preguntas frecuentes

¿Qué es la economía del cuidado?
Es el conjunto de actividades relacionadas con el mantenimiento y atención de las personas y que son fundamentales para el bienestar social.

¿Por qué el trabajo de cuidado es mayoritariamente no remunerado?
Tradicionalmente, las funciones de cuidado y domésticas han sido asignadas a las mujeres y no han sido reconocidas como trabajo productivo.

¿Cómo afecta la desigualdad en el trabajo de cuidado a las mujeres en Colombia?
Genera dobles jornadas, limitando su participación en el mercado de trabajo y en espacios de poder y decisión.

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¿Cuál podría ser una solución para equilibrar la carga de trabajo de cuidado?
Políticas de corresponsabilidad familiar y servicios estatales de cuidado son algunas de las soluciones propuestas.

¿Qué cambios culturales son necesarios para revalorizar el trabajo de cuidado?
Necesitamos campañas de sensibilización y reformar la educación para inculcar la igualdad y el valor del cuidado desde la infancia.

¿Cómo puede Colombia ser un referente en el manejo de la economía del cuidado?
Al implementar políticas de reconocimiento y redistribución del trabajo de cuidado, y al promover un cambio cultural y educativo hacia la igualdad.

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