De la mano del repartimiento a la encomienda: La transformación del dominio colonial

En la época colonial, los europeos establecieron sistemas de rescate para sustraer oro y controlar la población indígena en América. Sin embargo, cuando la población nativa disminuyó y el oro se hizo escaso, se optó por un control más directo. Así nació la encomienda en la segunda mitad del siglo XVI.

A diferencia del repartimiento, la encomienda implicaba la pérdida de autonomía para los indígenas y la apropiación de la energía humana en beneficio de los colonos blancos. Mientras que el rescate permitía una relación mercantil que succionaba el oro de las colonias pacíficamente, la encomienda se basaba en el monopolio de la fuerza de trabajo y el control sobre la producción de las comunidades indígenas.

Además, la encomienda atomizó los cacicazgos, contribuyendo a la destrucción de los poderes étnicos y la proliferación de conflictos internos. Los caciques perdieron sus derechos sobre los repartimientos, que se entregaron a capitanes, calpizques y mayordomos.

Sin embargo, ninguna forma de organización económica y social se impone completamente sobre otra. El repartimiento fue el anuncio de la encomienda, y los naborias, el del servicio personal. Aunque la encomienda predominó como matriz organizadora de la economía colonial, viejas formas de organización sobrevivieron a los nuevos tiempos.

En resumen, la encomienda representó una forma más directa de control de la población indígena y la producción económica en América. Aunque su impacto fue significativo en la época colonial, no pudo eliminar completamente las antiguas formas de organización y la resistencia indígena.